.Ciudadanos en la red.

Antes de la aparición de Internet, era más fácil controlar los derechos exclusivos de autores, artistas, productores e, incluso, editores. La tecnología permitía copiar una obra sin permiso del creador de turno, por eso se impusieron los cánones a los aparatos y soportes que los almacenaban (como grabadoras o cintas de cassete), lo que compensaba las pérdidas.
Ahora, aunque esto se ha continuado imponiendo con los nuevos inventos (CD y DVD vírgenes, tarjetas de memoria, MP3, discos duros…), es mucho más difícil evitar la difusión de contenidos sin control alguno. Con Internet, todo esto es mucho más fácil.

La cuestión, por lo tanto, ya no es la misma. En nuestro país se ha pasado de perseguir al que intercambia contenidos, a ir detrás de las páginas y servicios que los enlazan.
(Hace 20 años Tim Berners-Lee inventó la tecnología para enlazar páginas, pero no la patentó)
El problema, para los que demandan responsabilidad en la red, es que los enlaces no vulneran la propiedad intelectual y, por lo tanto, los jueces prefieren absolver las demandas recibidas sobre el tema.

La cosa es simple: el usuario de Internet va a cualquier buscador (pongamos Google, ya que se ha convertido en ‘el buscador por excelencia’) y teclea el título de su serie favorita o cualquier película que desee descargar o ver en la pantalla. A los pocos segundos, aparecen cientos y cientos de webs de enlaces. Desde éstas páginas el usuario puede acceder a otras desde donde descargarse el archivo buscado… ¿Dónde está la diferencia entre unas y otras? ¿Cuál es el límite que las separa?

El tema de derechos de autor, propiedad intelectual, etc, etc, etc, es clave en muchos países del mundo donde se están empezando a tomar medidas legales. Sin embargo, todavía se desconocen sus resultados:
en Francia, por ejemplo, se cortará internet a quién descarge contenidos ilegales; en Gran Bretaña, a partir de abril, se recibirán dos avisos y tras éstos llegará la prohibición de acceso; en Italia el P2P (permiten el intercambio directo de información, en cualquier formato, entre los ordenadores interconectados) es un delito grave desde 2003, las multas son tanto para los que obtienen beneficios como para quienes intercambian (aunque casi nunca se aplica)…

Estos son, tan sólo, algunos ejemplos que muestran la incapacidad de controlar 100% los movimientos que se hacen a través de la red. Deberían ir pensando otra forma de obtener beneficios, en lugar de intentar bloquear a los millones de usuarios que navegan a diario por la World Wide Web (www). Al fin y al cabo, el ruido en España lo están haciendo los cantantes, pero lo mismo que les ocurre a ellos, les está pasando a otros editores de contenidos e, incluso, a las agencias de viajes.

Hará cosa de una semana me hice una cuenta g-mail. No sé exactamente para qué, pero con argumentos como que ‘puedes mandar archivos inmensamente grandes’ me convencieron. La primera sorpresa que me llevé fue que al intentar poner la Ñ de mi apellido en la dirección electrónica, no me dejaba, la eliminaba automaticamente. Es un dominio .com, no entiendo muy bien el porqué.

Hoy, al abrir ElPaís.com, como cada mañana, he visto una noticia en Tecnología que ha hecho que me acordara del momento en que creé mi cuenta g-mail: «La ñ ya se puede escribir en los dominios .eu».

Fue en 2006 cuando, después de una fase pre-registro para empresas e instituciones, EUrid (el Registro Eurpeo de Dominios de Internet) abrió los dominios ‘.eu’ para cualquier ciudadano que perteneciera a la Unión Europea. Desde entonces hasta hoy, todo aquel que quisiera registrar un nombre de dominio debía hacerlo con los caracteres permitidos: de la ‘a’ a la ‘z’ y del ‘0’ al ‘9’. A partir de este momento, como pasó en su momento con el dominio español ‘.es’, todos los idiomas tendrán un espacio para cada una de sus letras. Nosotros podremos utilizar la ‘ñ’, que sin ir más lejos forma parte de ‘España’, así como los checos podrán utilizar sus 42 caracteres y los lituanos sus 32 (de los 27 y 23 que podían usar respectivamente).

El EUrid va a seguir, sin embargo, utilizando su norma generalizada de «el primero en llegar es el primero en ser atendido» y piden a todo el que quiera conseguir su IDN (nombre de dominio internacionalizado) que se apresure a registrarlo.
A pesar de esta novedad, se continua insistiendo en el registro de dos nombres independientes, como podrían ser: españoles.ue y espanoles.ue, con el fin de que todo ciudadano del espacio europeo pueda acceder a todos ellos, ya que cada teclado tiene unos caracteres específicos y, por ejemplo, en Reino Unido o en Francia no cuentan con una ‘ñ’ en sus ordenadores.

Desde mi punto de vista, es un avance con el que se puede abrir el dominio .eu a mucha gente que era reacia por la cuestión del lenguaje; no han establecido un uso obligatorio, sino que han abierto el abanico de posibilidades y dejan a la elección del propio ciudadano usar una forma u otra. Un nuevo cambio en un ámbito actual y virtual de participación ciudadana.

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